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Pasión, ingenio, energía, liderazgo y otros activos propios del patrimonio del emprendedor

DOMINGO 14 DE ENERO DE 2018

Hablar de los emprendedores es hablar de uno de los motores principales de la economía y la sociedad, especialmente desde la innovación y la creatividad.

Todos llevamos dentro de nosotros un emprendedor, ya sea que trabajemos en forma independiente o que lo hagamos en relación de dependencia. Más que un estado laboral, ser emprendedor es una forma de encarar las tareas y de ver la vida. Si nos detenemos a analizar al emprendedor, veremos que tiene que enfrentarse con algunos desafíos significativos.En mi experiencia como coach de Inicia y después de haber acompañado a muchos emprendedores, he llegado a visualizar algunas características propias que ellos suelen reunir cuando tienen éxito y les dan sustentabilidad a sus proyectos.

Estas capacidades han sido elaboradas por Inicia, una ONG dedicada a promover los emprendimientos y a colaborar en la capacitación de quienes los desarrollan.

La primera característica del emprendedor es su pasión por el proyecto que ha emprendido. Su visión y deseo personal es lo que lo moviliza a avanzar, a trabajar intensamente, sin tener en cuenta el tiempo que le demanda el proyecto, y no porque su tiempo no tenga valor, sino porque el entusiasmo con el que se mueve hace que le parezca escaso. Esta pasión, para llevarla a la práctica, tiene que realizarla en lo concreto. Y eso requiere que despliegue toda su creatividad.

El emprendedor visualiza algo nuevo que quiere llevar adelante con su proyecto, algo original y, como tal, algo que necesita de su creatividad para imaginar cómo llevarlo a la vida.Su ingenio le permite superar barreras e idear nuevos caminos, para lo cual debe romper moldes establecidos, posibilitando otras miradas en la forma de hacer.

La sabiduría del emprendedor lo llevará a tomar conciencia de la frase de Santiago Ramón y Cajal, quien decía que «no hay cuestiones agotadas, sino hombres agotados en las cuestiones». Es decir, que las cuestiones encuentran su límite en las limitaciones que tenemos en nuestra mirada de la realidad. Descubre así con su creatividad nuevas rutas y senderos para temas que en general consideramos inamovibles y que no podrían superarse.

Una tercera característica de los emprendedores es la energía inagotable que desarrollan y que podríamos sintetizar en la palabra «ambición». Esta habilidad es la que le da fuerza a su proyecto y les permite a ellos avanzar con decisión hacia el resultado deseado. Es su motor y su combustible.

La cuarta cualidad que deben desarrollar es el liderazgo. Esta característica les permite avanzar hacia la concreción del proyecto. El líder es quien tiene la visión de la totalidad y concreta con su mirada lo que quiere llevar a cabo. Al mismo tiempo es quien tiene la capacidad de organizar a su equipo y motivarlo en pos del objetivo.

El valor del equipo

El líder descubre que el éxito de su emprendimiento se asocia con su capacidad para desarrollar y dirigir equipos. La concreción del emprendimiento no se alcanza en soledad. El equipo le permite potenciar el proyecto. Para ello es muy valioso desarrollar redes colaborativas que permitan aprender y avanzar compartiendo la experiencia de caminos similares recorridos por otros.

Este liderazgo se ve reflejado en la capacidad del emprendedor para tener iniciativa en el desarrollo del proyecto. El emprendedor no espera a que los acontecimientos ocurran, sino que se adelanta a ellos, los provoca con su actitud proactiva. No reacciona pasivamente a las presiones que recibe, sino que avanza con su propio motor hacia sus metas.

Muchos emprendedores fracasan en esta instancia, porque la idealización de la visión inicial del emprendimiento choca contra las dificultades que se presentan en la realidad. El sueño que habían construido en su imaginación se enfrenta con la dura realidad de lo posible.

Para que la iniciativa se concrete es necesario haber desarrollado una organización personal. Y para ello necesitará establecer objetivos, prioridades y metodologías que le permitan medir los avances y corregir los desvíos.

En esta instancia es donde el emprendedor debe estar preparado para desplegar la cualidad de la superación, para así adaptar su proyecto a la realidad de lo posible. Es decir, deberá desarrollar una mirada que le permita resignificar su proyecto sin traicionarse.

En cada una de las siete características mencionadas, el emprendedor se enfrenta también con la contracara de la virtud, es decir, con los aspectos negativos que atentan contra el desarrollo del proyecto.

Para superar estos escollos, quien decide emprender debe desplegar su capacidad para sobrellevar -junto con los aspectos técnicos del proyecto- los aspectos emocionales, los que tienden en muchas ocasiones a paralizarlo o a llevarlo hacia zonas oscuras de incertidumbre.

Aquí nace la importancia del coaching. ¡Es el momento de la intervención del coach! El emprendedor debe enfrentarse en esta instancia con la necesidad de desplegar su inteligencia emocional, para superar la incertidumbre que le plantean los cambios y las dificultades propias del desarrollo y funcionamiento de su proyecto.

La correcta resolución de estos conflictos implica atravesar un proceso que conlleva una cierta cuota de dolor, que es propia de toda transformación, pero que conducirá a una maduración más honda del emprendimiento.

Revaloricemos la riqueza que aportan los emprendedores al desarrollo de la comunidad y seamos conscientes de que sus logros contribuyen a la construcción de un mundo más integrado, creativo y humano.

Director del programa de Coach de Inicia-Comunidad de Emprendedores

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