El 57% de quienes se llevan trabajo a casa reciben reclamos puertas adentro, de modo ocasional o constante.
Javier saluda desde la puerta de la habitación: «Yo me voy a la cama, ¿vos tenés para mucho?». Laura contesta desde el sillón con un «sí» apagado, sin levantar la vista de su notebook. Mientras escucha la puerta del cuarto cerrarse lentamente, estira la mano para tomar la taza de café que descansa a su lado y el primer sorbo le resulta frío; entonces mira la hora en la esquina inferior derecha de la pantalla: 00.57. Laura sospecha que a la hora del desayuno el café vendrá cargado de reclamos.